27 de mayo de 2011
A Su Eminencia el Cardenal Ouellet,Prefecto de la Congregación para los Obispos
Eminencia,
Nosotros os queremos hacer parte de la incomprensión de una larga parte de sacerdotes y de católicos de Francia concerniente a las nominaciones episcopales actuales. En nuestro país, después de tres o cuatro decenios, el catolicismo se ha reducido y continúa reduciéndose drásticamente (hundimiento constante de la práctica dominical, del número de los sacerdotes, de los religiosos, de los catequistas, de las vocaciones, etc.). No es imposible que la Santa Sede esté pronto violentada a transformar ciertas diócesis francesas en administraciones apostólicas, teniendo en cuenta el número irrisorio de sus sacerdotes en actividad.
Ahora bien, este catolicismo enfermo no ha muerto. Transformado por la terrible prueba de la secularización, tiene todavía (¿por cuánto tiempo?) la capacidad de revitalizarse en su estado de minoridad: escautismo, escuelas verdaderamente católicas, movimientos, peregrinaciones, nuevas comunidades múltiples, comunidades tradicionales jóvenes y vivientes, nuevas generaciones de sacerdotes realmente misioneros, seminaristas diocesanos y numerosas vocaciones potenciales de tipo “generación Benedicto XVI”, posibilidades litúrgicas y vocacionales ofrecidas por el Motu Proprio Summorum Pontificum, jóvenes familias cristianas numerosas, grupos muy activos de apoyo a la vida. Ese catolicismo quiere voltear una plaga mortífera: abusos litúrgicos, predicación desastrosa concerniente a la moral del matrimonio, complejo anti-romano latente, prácticas sacramentales desviadas (bendiciones de “segundas nupcias” de divorciados vueltos a casar, absoluciones colectivas), catequesis dudosamente católica sobre la Eucaristía, etc.
En este contexto, las nominaciones episcopales nos parecen ininteligibles. Ciertos obispos de Francia son crecientes en desajuste con ese nuevo catolicismo. Y es una inmensa decepción ver por una parte algunos nombres hoy mismo, bajo el Papa Benedicto XVI, como si ellos se reprodujeran por captación, teniendo todavía el espíritu de la “generación 68” más o menos reajustado, y que la otra partida es elegida, por las necesidades de un consenso que no se puede encontrar, entre hombres de una timidez reformadora extrema.
Los sacerdotes, los religiosos, los clérigos que nosotros representamos desean que se haga frente a la senda de una sociedad más y más indiferente con un anuncio claro del Evangelio. Están en nuestros ánimos un verdadero deseo de reconciliación y de paz entre todos los católicos de Francia, que se saben ya ampliamente minoritarios. Pero para poner por obra una nueva pastoral, es necesario elegir nuevos pastores. Se encuentra que los sacerdotes de 50 y 60 años que tienen un perfil pastoral, psicológico y solidez intelectual, responden perfectamente a las necesidades vitales del nuevo catolicismo francés, son de aquí en adelante numerosos.
Eminencia, la salud del catolicismo francés depende de la nómina de obispos que respondan a las necesidades reales y a sus verdaderas esperas.
Nosotros expresamos a Vuestra Eminencia nuestro profundo y religioso respeto, y le suplicamos que transmita a nuestro Santo Padre el Papa la expresión de afecto dedicado y respetuoso de sus más pequeños fieles, sacerdotes de Jesucristo.
Fuente http://www.osservatore-vaticano.org
Estos si tienen los pantalones bien puestos¡
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